Mariposseando con Nika

La joyita dinamita

¡Tachán tachán! Había una vez una joyita que, como siempre iba subida en un petardo, parecía que tenía dinamita. ¡Pero de la buena! Si algo no le faltaba a nuestra amiga era energía y prisa, mucha, muchísima, para llegar a todas partes. Era ponerse en pie por las mañanas y desayunar, y se subía a su cohete petardo que le llevaba a todas partes deprisa, sin pensar. De hecho, en lugar de salir por la puerta de su casa ¡ella salía por la ventana!

Mariquita pelona, su vecina de balcón, era mitad naranja y mitad rojo bermellón. Nadie sabía por qué, pero ella era feliz con medio cuerpo de cada color. Cada mañana despedía a su amiguilla rapidilla, moviendo sus antenas, y se quedaba en su terraza, tomando el sol. Era lo que más le gustaba del mundo: sentir cómo los rayos amarillos de luz le derretían sus lunares. ¡Qué vida más bella! Y se ponía morena, unas veces del lado rojo y otras, del lado naranja.

Otro vecinito, Barquito veloz, se asomaba siempre a su ventanuco en albornoz. Como pasaba en ese barrio, tenía medio cuerpo naranja y el otro medio, moradito chillón. Todos los días, izaba sus velas y se metía en su bañera gigante a nadar: daba veinte brazadas hacia delante y otras veinte, hacia atrás. Y luego se quedaba buceando hasta la hora de cenar, casi siempre verduras fritas y sopa de calamar.

Luego estaba Mariposona bravucona. Ella se atrevía a todo: a cantar ópera, a silbar, a danzar y en el teatro, a actuar. ¡Quería ser una estrella! Y nada en el mundo la podía parar. Cada tarde, después de merendar, se soltaba la melena, desplegaba sus alas mágicas y salía a volar. ¡Ah bueno, es verdad! Nuestra vecina lucía medio cuerpo naranja y el otro medio, azul celeste como el mar.

Los tres quedaron una tarde en el balcón porque se dieron cuenta de que Joyita, con tanta dinamita, ya no tenía la misma luz que antes. Así que la esperaron a la hora de cenar y le gritaron desde los balcones: “¡Amiguita, párate a descansar para que puedas brillar!” Pero justo en ese momento, su amiga se cayó de culo porque ya no veía ni torta al andar. ¿Y ahora cómo la iban a levantar?

¿CUÁL ES TU FINAL FAVORITO?

MARIQUITA MODELO. Su amiguita mariquita le propuso un plan. Yo te pongo en pie con mis antenas y te vienes conmigo a mi balcón a descansar. Tomamos el sol, bebemos batidos de frutas y luego me llevas a los desfiles de moda montadas en tu petardo. ¡Pero primero hay que reposar! Así yo llegaré antes y tú brillarás más.

BARQUITO DEPORTISTA. Su amiguito barquito la levantó del suelo con sus velas. Y se montó tal vendaval, que salieron volando en un pis pas. Mientras navegaban por el aire, Joyita se pudo relajar. Al llegar al mar, Barquito veloz tenía tanta luz, que ganó la competición. Su amiga había dormido tanto, que nunca más dejó de brillar.

MARIPOSONA ACTRIZ. Su amigona mariposona hizo una pirueta y la elevó de un culetazo. Así que Joyita no tuvo más remedio que cantar y cantar para mantenerse en el aire. Se dieron cuenta de que las dos hacían una gran pareja artística. Y se fueron corriendo al teatro: una a actuar en el escenario y la otra, a danzar y a silbar. ¡Toda la gente les aplaudió sin parar!

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